San Juan de Pasto, ciudad receptora de desplazamiento forzado
y extrema pobreza
San Juan de Pasto, es una ciudad de 360.000 habitantes y 430.000
habitantes en la totalidad del municipio, de los cuales un 80% son
migrantes de los municipios del departamento de Nariño y en los últimos
tiempos, también de desplazados por el conflicto provenientes
de los municipios de la Costa Pacífica y de la región de la cordillera
(Policarpa, Rosario, Leiva, Cumbitara); zonas productoras de hoja de
Coca. La recepción de población desplazada en el municipio de Pasto
se inicia en 1998,
“De acuerdo con la información suministrada por la población desplazada
que reside en Pasto en el año 2012, para el 18.31% el 2002 fue el
año en el que declararon su primer desarraigo. En los años 2008, 2007
y 2001 denunciaron esta situación aproximadamente un 10% en cada
periodo observado. Entre el 4% y el 9% lo hicieron en los periodos
2006, 2010, 2009, 2003, 2001 y 2005. Por último, entre 0.1% y el
2.4% los hicieron en
los años 2012, 2000,
1990, 1999, 1998,
1993, 1997 y 1992
respectivamente…”
(Oviedo, 2012:23).
Otra parte de la población
que habita
San Juan de Pasto
vive en condiciones
de pobreza o extrema
pobreza, en donde
la violencia hace
presencia en los espacios
familiares y
comunitarios; “… el
16,2% de la población
tiene Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), frente al 43,8%
de Nariño y el 27,8% en el resto del país” (Alcaldía de Pasto, 2012:11).
La población desplazada que llegó a San Juan de Pasto desde hace más
de una década, en su mayoría se estableció en la ciudad, entrando en la
dinámica de participación en el Carnaval que tienen todos los habitantes
de esta, ya sea como artistas, cultores o en las diferentes actividades económicas
propias de este acto festivo, como jugadores, administradores
o espectadores. Los niños y jóvenes se vinculan al Carnaval a través de
las instituciones educativas públicas que participan todos los años en el
Carnavalito o vinculándose a los colectivos coreográficos para participar
en el desfile del Canto a la Tierra el 3 de enero.
Participar en el Carnaval, permite a la población desplazada y en
condiciones de extrema pobreza generar nuevos arraigos desde sus
propias manifestaciones culturales, ya que al ser éste acto festivo
un espacio incluyente, permite que todas las personas que participan
en él, sin importar su procedencia, condición, grupo étnico,
creencia, etc., puedan expresar la riqueza de las manifestaciones
culturales de las que son portadores.
Disfraz individual.
Derechos de autor:
Universidad de Nariño
Grupo de Investigación
Grineseta